POR el maldito bambino, por la lesión de Di Stéfano en el Mundial de Chile, por el gol que Cardeñosa nunca marcó en el Mundial de Argentina, por el gol de Armstrong en el Mundial de España, por el gol de Platini y Arconada en la Eurocopa de Francia, por el golazo de Míchel a Brasil en el Mundial de México, por el penalti de Eloy y Pfaff en la misma cita, por el Me lo merezco de Míchel en el Mundial de Italia, por el gol de Yugoslavia en el que Míchel agachó la cabeza en el mismo sitio, por el gol que Julio Salinas nunca marcó en el Mundial de Estados Unidos, por el codazo de Tassotti a Luis Enrique en tierras americanas y las lágrimas de toda España en 1994, por los penaltis fallados por Hierro y Nadal frente a Inglaterra en la Eurocopa de 1996, por el gol que se metió Zubizarreta en el Mundial de 1998, por el agónico gol de Alfonso frente a Serbia en la Eurocopa de 2000, por el penalti fallado por Raúl en medio de un negro televisivo en la misma cita de Holanda y Bélgica, por Joaquín, Morientes, Helguera y el robo que Al Gandhur nos hizo en el Mundial de Corea, por el fiasco de Iñaki Sáez en la Eurocopa de Portugal, por el roto que nos hizo Zidane en el Mundial de 2006…
Por todo esto, no queda más que dar las gracias. A Luis Aragonés y a todo su cuerpo técnico. A Iker Casillas, Sergio Ramos, Marchena, Puyol, Capdevila, Marcos Senna, Iniesta, Xavi, Cesc Fábregas, Silva, Fernando Torres, Villa, Cazorla, Güiza, Xabi Alonso, Sergio García, De la Red, Fernando Navarro, Juanito, Arbeloa, Albiol, Reina y Palop.
A todos ellos y por todo lo primero, gracias por todo. Gracias por dar a una generación la alegría de un gran título. Gracias por espantar complejos, por enterrar una leyenda, por hacer posible un sueño. España es campeona de Europa. Gracias a todos. Por todo.