1. Fidelidad a un estilo
Se decía que España nunca había ganado nada porque, a diferencia de los campones históricos, no tenía un estilo propio. Si algo ha demostrado esta Eurocopa es que el buen fútbol y la defensa eficaz son compatibles con el éxito. Eso sí, todo bajo el guión de España. Aragonés requirió tiempo y respeto para construir un equipo que sepa cómo jugar cada vez que se junta. Ese equipo está ahí, y será la mejor herencia que quedará para el futuro.
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2. Un once tipo
A diferencia de anteriores torneos internacionales, el once inicial de España apenas sufrió variaciones durante la Eurocopa de Austria y Suiza. Empezar con victoria el campeonato es fundamental para dar estabilidad y credibilidad a una idea, la de Luis Aragonés, que sólo tuvo la eterna duda entre el 4-4-2 y el 4-1-4-1. Al fin, vimos a una España que se encontraba en el campo porque sabía quién y dónde jugaba.
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3. Funcionó el plan B
Las adversidades se resolvieron inadvertidamente. La lesión de Villa y su posterior baja para la final no implicó nada en el equipo. Güiza estuvo siempre preparado para resolver la papeleta con dos goles en partidos clave. Cesc, el titular sin puesto en el once tipo, justificó su renombre en Inglaterra con una memorable actuación ante Rusia, desatascando la creación. Otros, como Alonso, Cazorla o De la Red estuvieron al quite en cuanto Aragonés les dio la oportunidad
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4. Casillas ante Italia
Un muro infranqueable. La agonía de los penaltis, reproducida en forma de maldición durante la historia de la selección, se volvió éxtasis tras la actuación de un portero que dice que no es un especialista en los 11 metros. Y además, lo hizo ante la cara del mismísimo Buffon, el considerado mejor portero del mundo. Sin duda, un duelo irrepetible e histórico, como dos pistoleros del oeste. Casillas ponía la guinda así a un año de ensueño.
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5. Villa en estado de gracia
La demandada falta de efectividad goleadora de España se esfumó con la reaparición de Villa. 'El Guaje' calló las críticas que le inundaron durante toda la temporada y demostró que su presencia en esta Eurocopa estaba más que justificada. Su compenetración con un sombrío Torres fue excelente, lo que abrió la puerta a goles en carrera, aprovechando la cualidades del asturiano: garra, velocidad, regate y disparo.
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6. Cesc devora a Rusia
La brillante segunda parte de España ante Rusia tiene en Fábregas a uno de sus responsables. El catalán estuvo omnipresente. Liberado de compañeros a su alrededor, Cesc disfrutó del espacio de juego que demanda y que en el Arsenal le ha hecho grande. De él salieron las dos precisas asistencias en los goles de Güiza y de Silva. Fue sin duda su mejor partido con España, deshaciendo el terrible lastre que le caía cada vez que jugaba con la Selección.
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7. Senna, el pivote sólido
La perfección como mediocentro defensivo. El hispanobrasileño, una de las apuestas personales de Aragonés desde el pasado Mundial, siempre rindió al máximo, sobre todo ante Italia. Pulmón en lo físico, muro en lo defensivo, no necesitó de nadie más para taponar cualquier hueco en el centro del campo. Además, demostró que sabe leer el juego en ataque y disparar a puerta.
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8. Cada jugador con su rol
Los papeles estaban claros. Uno de los rasgos de este equipo es la complementariedad de cada jugador con el resto. Sin líderes que puedan romper la unidad del equipo, sin estrellas, sin jugadores por encima de otros. Hasta Palop, tercer portero y mero espectador privilegiado de la Eurocopa, cumplió su función como animador del grupo y sorprendió con su homenaje a Arconada.
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9. Confianza en la defensa
Quién dijo que la parte débil de España era la defensa? Puyol y Marchena, titulares indiscutibles, callaron todas las voces que tenían en su contra. Sin lugar a dudas, una de las parejas más efectivas del torneo. Puyol, que comenzó nervioso, volvió a sacar su garra. Marchena, criticado hasta la saciedad, estuvo inconmensurable ante 'toros' como Toni o Klose. Capdevila no bajó de la correción en ningún momento. Ningún error grave. En la derecha, Ramos superó su pájara inicial para ser el peligroso lateral del Madrid
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10. La batuta de Luis
Pasó de presentar su dimisión a despedirse de la Selección como campeón de Europa. Ni el debate de Raúl, ni los malos resultados al inicio de la fase de clasificación, ni las polémicas con la prensa, ni tantas otras cosas, le hicieron temblar en sus decisiones y en sus apuestas al mando del combinado nacional. Convencido de lo que quería, creó un equipo campeón 44 años después del blanco y negro del 64. La historia le recordará siempre y justificará su calificativo del 'Sabio de Hortaleza'.